Desde 2018, RISEGAL ha organizado diferentes eventos presenciales con el objetivo de generar foros de discusión entre los diferentes expertos de seguridad alimentaria: organismos oficiales, empresas del sector, miembros de la academia y profesionales del ámbito sanitario.
En esta ocasión, y dadas las condiciones de pandemia causada por el virus SARS-Cov-2, la Red puso en marcha una jornada virtual titulada “Reflexiones sobre las implicaciones de la COVID19 en seguridad alimentaria”. La jornada se celebró el 24 de marzo y tuvo una buena acogida.
Ana Canals, Asesora Internacional Científica de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), abrió la jornada y comentó que la pandemia puso a prueba el sistema alimentario en Europa que, por una parte funcionó bien y se mostró resiliente y por otra, permitió reflexionar sobre lo que podía haber pasado en caso contrario.
Como punto de contacto de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) en España transmitió la información de que en la UE se está llevando a cabo la nueva estrategia “De la Granja a la Mesa” que conllevará un nuevo Reglamento Marco. Durante el periodo 2020-2023 se diseñará una legislación alimentaria que tendrá más en cuenta aspectos como la sostenibilidad y la nutrición, entre otros.
En la primera ponencia, Mª Rosario Martín de Santos hizo una amplia recopilación de los datos publicados, tanto en revistas científicas como en medios de comunicación generalistas, sobre las vías de transmisión del virus y en concreto la relacionada con la manipulación de alimentos.
Por inferencia con otras enfermedades de transmisión alimentaria que se producen por vía fecal-oral, cree que se deberían dirigir más estudios para cuantificar la posible incidencia de este tipo de trasmisión en el sector alimentario a nivel mundial. Esto redundaría en formación para los manipuladores de alimentos y en la mejora de las buenas prácticas de higiene, en general.
Avanzando en este sentido citó 2 ejemplos: la Agencia Francesa para la Seguridad Alimentaria y el medio Ambiente (anses) coordina un proyecto en plantas de procesado de carne para determinar qué factores pueden favorecer la dispersión del virus y en España, el gobierno publicó una Guía para la prevención y control de la covid-19 en industrias de la carne en noviembre de 2020.
Con todo, en opinión de la experta la magnitud de la vía de transmisión fecal-oral del virus de la covid no es comparable con la vía aérea.
Ana Canals intervino para poner de manifiesto que las autoridades sanitarias de distintos países europeos (como por ejemplo el BfR) e incluso la EFSA indican que, después de un año de pandemia, sigue sin haber evidencias científicas que relacionen los alimentos con la transmisión del virus. Sin embargo, sí que consideran que se debería seguir vigilando esta posibilidad.
En España también AESAN hace un seguimiento de este virus en relación con los alimentos. En noviembre de 2020, celebró una reunión para la puesta en común de la información y opinión de varios especialistas en distintos aspectos de la alimentación en relación con la pandemia. En esta reunión se anunció que el comité científico de AESAN está elaborando un informe sobre la seguridad alimentaria y el SARS-CoV-2 que se publicará en breve.
En la segunda ponencia, Jesús L. Romalde (JLR) presentó resultados de la detección de SARS-Cov-2 en aguas residuales. Uno de los proyectos en los que participa su grupo de investigación es VATAar COVID-19 financiado por el Gobierno de España. Este dispone de una herramienta a tiempo real que permite visibilizar, por un código de colores, la situación de cada una de las estaciones de muestreo.
El investigador comentó que los resultados obtenidos en este tipo de estudios han llevado a Comunidad Europea a recomendar que se usen estos datos con fines epidemiológicos. Como ejemplo, proyectó una gráfica en la que se comparaba los resultados de la presencia de 2 secuencias del material genético del SARS-COV-2 en las aguas residuales con la evolución de los casos positivos en la población. Claramente esta presencia se producía, como término medio, de 7 a 10 días antes de que ser registrasen los positivos por covid en esa zona.
JLR aclaró que sus análisis detectan material genético y, por lo tanto, no pueden asegurar la presencia del virus, ni de que este tenga capacidad infectiva. Lo que sí avanzó es que el tratamiento de las aguas en la EDAR reducen al mínimo la concentración de las partículas víricas.
El SARS-COV-2, a diferencia de otros virus trasmitidos por la ruta fecal-oral, es un virus envuelto, lo que lo hace sensible a factores ambientales como la luz ultravioleta. Por lo tanto, se considera que la probabilidad este tipo de transmisión en el medio marino es baja.
En la tercera ponencia, Clara Ana Medina expuso algunos datos de una encuesta realizada en España durante los periodos de confinamiento y post confinamiento, relacionada con la compra y la valoración del sector de la alimentación. La ponente colabora con la “Mesa de participación de asociaciones de consumidores” que cuenta con resultados de encuestas realizadas en años precedentes a la pandemia con los que se pudo hacer la comparativa de los hábitos de compra y los factores que la condicionan.
Clara apuntó que la experiencia vivida en este último año, nos ha hecho a los consumidores más conscientes de que somos vulnerables y de que los factores ambientales y sociales influyen en nuestro vida. También nos ha hecho valorar el “bienestar” anterior a la pandemia. En general, el consumidor se ha mostrado consecuente con la situación y ha valorado positivamente a todos los eslabones de la cadena alimentaria.
Como conclusiones generales indicó que en esta época de pandemia: se va menos a comprar; que la compra se reparte entre varios establecimientos y que aumentó la compra y la confianza por vía digital. Los aspectos más valorados por los consumidores son la calidad (incluida la seguridad), la cercanía y el precio.
Así mismo, reseñó que el 93% piensa que el desperdicio de los alimentos es un problema importante y está cada vez más implicado en el cuidado del medio ambiente, por ejemplo a través de sus hábitos de separar para reciclar. También le importan los factores de sostenibilidad como valorar el origen del producto y el modo en como se procesa.