DATOS RASFF DE METALES PESADOS EN EL ÚLTIMO TRIENIO
El sistema RASFF —Rapid Alert System Feed and Food— es el sistema de alerta alimentaria a nivel de la Unión Europea que identifica los alimentos, piensos y materiales en contacto con los alimentos (MCA) que incumplen la legislación vigente respecto a determinados parámetros físicos, químicos, microbiológicos o documentales, lo que impide su comercialización en los estados miembros. En general, este sistema es una herramienta útil durante la evaluación de riesgos alimentarios ya que con el análisis de los datos se podría identificar peligros alimentarios y sus tendencias.
En el trienio 2020–2022, el sistema RASFF registró un total de 12795 incidencias por alimentos (89,7%), piensos (5,6%) y MCA (4,7%). Respecto al número total de notificaciones RASFF en este periodo, en el 3,2% de ellas estuvo involucrado uno o más de los siguientes metales pesados: cadmio (Cd), mercurio (Hg), plomo (Pb), arsénico (As), cromo (Cr) y níquel (Ni). En la figura 1, se indica el número de notificaciones de cada uno de estos contaminantes en dicho trienio.
Figura 1. Número de notificaciones en el sistema de alerta europeo RASFF respecto a metales pesados
Níquel y Cromo en MCA
Entre las alertas RASFF de este periodo, el níquel estaba presente en mayor medida (Ni > 80%) en los materiales en contacto con los alimentos (MCA) como se indica en la figura 2, seguido de cromo (Cr > 60%). En conjunto, las notificaciones en estos materiales representan el 33% del total, mientras que los alimentos son el 55% del mismo. En un estudio anterior, correspondiente a los años 2003-2007, se indica una tendencia temporal creciente en MCA con un valor medio de 25% del total de las notificaciones, siendo también en estos 2 metales —Ni y Cr— las más frecuentes (Kleter y col., 2009).
Figura 2. Alertas en material en contacto con los alimentos (%) por incumplimientos respecto a 6 metales pesados en el sistema RASFF en el trienio 2020–2022.
En 2020, EFSA estableció una Ingesta Diaria Tolerable (IDT) de níquel 2,8-13 µg/Kg de peso corporal tras el análisis de las cantidades presentes en alimentos y agua, de datos aportados por 26 países europeos a partir de 2009. En ese estudio concluyen que la actual exposición alimentaria crónica al níquel puede ser preocupante en la población de menor edad (bebés y niños).
Además este metal puede estar presente en otras matrices como piensos o material en contacto con los alimentos. De hecho en las bases de datos de ocurrencia de EFSA disponibles en Zenodo respecto a Ni, estos productos constituyen el 4%, frente al 45% de aguas y el 51% de alimentos. (EFSA, 2020)
Cadmio, mercurio y plomo en los alimentos
Como se ha visto en la figura 1, el mayor número de notificaciones por metales pesados se registró por incumplimientos respecto al cadmio, mercurio y plomo.
Figura 3. Alertas RASFF 2020–2022 de cadmio, mercurio y plomo en porcentaje por grupo de alimentos
Si se consulta la base de datos RASFF de estos metales en referencia únicamente a los alimentos destinados a consumo humano (Figura 3), se puede observar que los alimentos no aptos por mercurio son productos de la pesca (“Pescadería”). En el caso del cadmio, estos productos también representan la mitad de las notificaciones, seguido de frutas y hortalizas (“Frutería”) en un 30% y un 10% que corresponde a carnes (“Carnicería”). Respecto al plomo, más de la mitad de los productos no aptos se corresponden con complementos dietéticos (“Otros”), el 18% carnes, el 16% referencias de frutería y un 2% son productos de la pesca.
En 2011, se reevaluó la Ingesta Semanal Tolerable (IST) de cadmio y se mantuvo en 2,5 microgramos por kilo de peso corporal También se concluyó que es poco probable que la exposición alimentaria produzca efectos adversos, sin embargo se considera necesario reducir su exposición principalmente en niños, en vegetarianos/veganos o en determinadas zonas geográficas (EFSA, 2012).
En la evaluación de AESAN de la exposición a cadmio en la población española, en un escenario de consumo medio y considerando el límite inferior de concentración, los alimentos que más contribuyen a su grado de exposición son: en adultos, la patata (22%), el calamar (18%) y el pan blanco de trigo (15%); en niños de 12-35 meses, patata (40%), cacao soluble (20%) y calamar (12%); en el grupo de 3 a 9 años, cacao soluble (30%), patata (19%) y calamar (15%) y en el rango 10 a 17 años de edad, el cacao soluble (26%), patata (19%) y calamar (17%).
Aunque en las conclusiones del Comité Científico se indica que el consumo de la población española se encuentra en la IST establecida, un consumo excesivo de los alimentos con mayor concentración de este metal, puede fácilmente superar este valor.
“El cadmio continúa siendo un contaminante alimentario prevalente por lo que el seguimiento y control de sus niveles, y la evaluación de la exposición dietética siguen siendo necesarios” (AESAN, 2021).
Cadmio y mercurio en los productos de la pesca
El contenido máximo de cadmio permitido en cefalópodos es de 1mg por kilogramo de peso fresco y en pescados varia de 0,050 a 0,25 dependiendo de la especie. De las 145 notificaciones por cadmio registradas en el trienio, se puede ver que que los cefalópodos son los productos de la pesca mayoritarios (Figura 4).
Figura 4. Porcentaje de notificaciones de cadmio en el sistema de alerta alimentaria RASFF en el trienio 2020–2022 indicando el valor que representan los productos de la pesca sobre el total
En el trienio 2020–2022, como puede verse en la figura 5, siguen siendo los peces que se corresponden con mayor nivel en la escala trófica y que pueden acumular una mayor cantidad de mercurio (grandes peces como atún o pez espada) los que el sistema RASFF ha evitado que lleguen al consumidor.
Figura 5. Porcentaje de notificaciones de mercurio en sistema de alerta alimentaria RASFF en el trienio 2020–2022 indicando el valor que representan los productos de la pesca sobre el total
En 2012 EFSA estableció una ingesta semanal tolerable (IST) de mercurio inorgánico de 4 μg/kg de peso corporal y de metilmercurio de 1,3 μg/kg de peso corporal. El metilmercurio es la forma química más preocupante y puede representar más del 90% del mercurio total en algunos productos de la pesca.
En el año 2021, la Unión Europea recomendó a los países miembros a hacer un seguimiento de la presencia de mercurio (metilmercurio y total) en productos de la pesca durante 4 años y aportar la información necesaria sobre los hábitos de consumo de su población para poder hacer un análisis de riesgo–beneficio ad hoc.
Los beneficios de comer pescado son muchos y conocidos, por lo que conocer cuáles son las especies menos recomendables para determinados grupos poblacionales es importante para evitar problemas en su salud. Estas son las recomendaciones de AESAN.
DATOS EN EL SISTEMA COORDINADO DE INTERCAMBIO DE INFORMACIÓN (SCIRI)
En España, los informes de la red de alerta alimentaria SCIRI publicados por AESAN compilan las notificaciones anuales de los peligros en productos de alimentación en los que se constata la implicación del país como origen o destino de los mismos. Los informes disponibles del último trienio se corresponden con los años 2019-2021, en los que se indica que el porcentaje de metales pesados sobre el total de las notificaciones registradas fue del 11% en 2019 y del 9% en los dos siguientes años.
Mercurio
Respecto al tipo de metal pesado en estas publicaciones, la información más completa se refiere al mercurio. En ellas se indica que, respecto a este grupo de contaminantes, el porcentaje más alto se corresponde con este metal en pescados de gran tamaño (distintas especies de tiburones, atún y pez espada), siendo del 80% en 2019 y 65% en 2020. En 2021, el dato de mercurio es el 61% de las notificaciones por metales pesados que se corresponden con pez espada en distintas presentaciones.
Figura 6. Número de notificaciones de alerta y porcentaje de metales pesados en el sistema SCIRI en el trienio 2019–2021
CADMIO Y MERCURIO EN PRODUCTOS DE LA PESCA ANTES DE 2020
Los registros temporales y las medidas de control de los contaminantes alimentarios sirven para establecer las bases que permitirán a los gestores de riesgo tomar decisiones de salud pública. En algunos casos, el motivo de rechazo de determinados productos puede ser esporádico o coyuntural pero en otros casos, como el motivado por la concentración de metales pesados, puede ser persistente.
Visto que en el trienio 2020-2022 en el sistema RASFF, el mercurio y el cadmio son los metales pesados más abundantes en alimentos y ambos están muy relacionados con productos de la pesca, se puede comprobar cómo era esta situación en años precedentes. Como ejemplo, se citan aquí dos trabajos científicos:
En el periodo 2011-2015, D.’Amico y col. comprobaron en pescado la presencia de mercurio y cadmio en el 94% y 5% de las notificaciones, respectivamente. También en cefalópodos, el incumplimiento por metales pesados fue del 28%, siendo en este caso el cadmio el único metal implicado.
En el estudio realizado por Pigłowski que recopila los datos del sistema RASFF desde 1996 a 2020 en productos de la pesca, se puede comprobar la evolución de varios contaminantes. En el caso de los metales pesados, estos constituyen el 20% (Hg, 14% y Cd, 6%) de las notificaciones en ese periodo por detrás de los peligros relacionados con microorganismos, que representan el 30%.
Figura 7. Datos de metales pesados en el sistema RASFF en el periodo 1996–2020 respecto al total de peligros notificados en productos de la pesca indicados en la gráfica de Pigłowski, 2023
En general todos los autores de estos estudios resaltan la importancia de la actividad de las autoridades de control y de la trazabilidad de los productos para tomar las decisiones adecuadas en caso de detectar un peligro, tan importante en el caso de que el origen de la notificación se produzca en un país del mercado común europeo, como que esta se deba a un producto de alimentación extracomunitario.